Quiero compartir una pequeña
reseña acerca de este día que no debe pasar desapercibido, es un homenaje a las
mujeres indígenas que trabajan día con día por salir adelante, por el
beneficio de sus familias, de su comunidad y de nuestro estado: ¡nunca un
Hidalgo sin ellas!
El 5 de septiembre de
cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, en homenaje a Bartolina Sisa, mujer indígena Aymara quien, junto a su esposo Tupaj Katari, en el Alto Perú, actual Bolivia, entregara su vida en defensa de su pueblo.
Bartolina fue torturada y asesinada en su lucha por reestablecer los derechos de su pueblo un día como hoy. En 1983, se instituyó oficialmente esta fecha para recordar a las miles de mujeres que han luchado con tenacidad por salvaguardar sus raíces y las de su pueblo.
En México diariamente
conocemos casos de mujeres que luchan por el desarrollo de sus familias y sus pueblos. Ellas han diversificado el rol que tradicionalmente se les asignaba y ahora también las vemos en ámbitos laborales que antes se consideraban exclusivos del género masculino. Sin embargo, aun hay mucho por hacer en este rubro. Grandes espacios de la vida pública, y también en el ámbito privado, permanecen ajenos a la aportación de las mujeres indígenas.
Durante siglos las
mujeres indígenas han sido víctimas de una doble discriminación: por ser mujeres y por ser indígenas. Una tercera causa para discriminar a este sector de la población suele ser la pobreza.
A ellas les debemos
actualmente la supervivencia de nuestros pueblos; las madres y abuelas son indispensables en la preservación de nuestra cultura: portadoras de conocimientos ancestrales y educadoras con pertinencia social. También lo son para luchar contra la pobreza, el hambre, la exclusión social.
Mi reconocimiento,
admiración y cariño, porque nací de una de ellas. Frente a ellas, hoy reafirmo mi compromiso de continuar su lucha por la equidad y la preservación cultural desde el Congreso del Estado.
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